Casi podemos olerlo. Falta poco para que Mass Effect: Andromeda esté entre nosotros, esperemos que para hacernos olvidar el final de Mass Effect 3 y volver a traernos romances imposibles con seres espaciales. Desgraciadamente, los últimos días se han visto teñidos por sucesos desagradables: las múltiples críticas a las animaciones faciales del juego (a las que, en nuestra opinión, se les da demasiada importancia) y el acoso a dos trabajadoras de Bioware (una animadora y la actriz de doblaje de Sarah Ryder). Pero, a pesar de todas las críticas que le han llegado al juego, no podemos olvidar que estamos ante Mass Effect; así que aquí vamos a recordaros algunos de los elementos que hacen que esta saga sea tan especial.
AVISO: puede contener spoilers de Mass Effect 1, 2 y 3.
1. La diversidad
Si hay algo que se le da bien a Bioware es huir de los repartos de personajes monotemáticos para ofrecernos una gran variedad de razas y géneros. En la saga original conocimos varias de ellas: asari, krogran, turianos, quarianos, salarianos, batarianos, volus, elcor, drell, hanar, vorcha… Cada uno tenía un diseño particular pero una de las cosas que más nos gustaba era que no todos tuvieran forma humanoide: al fin y al cabo, resulta difícil de creer (y algo egocéntrico, por qué no decirlo) que todas las razas del universo se parecieran a nosotros. Pero no sólo eso, sino que cada una de ellas tenía su propia historia, sus propios ritos, ética y código moral e incluso su propia manera de experimentar la sexualidad y reproducirse.
Bioware nos presentó un universo en el que, además, los humanos no estaban al mando y en el que, de hecho, se nos trataba con bastante desprecio en la primera entrega. Cierto es que, al final, la narrativa acababa tomando el camino tradicional con Shepard liderando una alianza de varias razas contra los segadores, pero la historia seguía transmitiendo el mensaje de cooperación y de trabajo en equipo mientras nos pateábamos Thessia, Tuchanka o Palaven para convencerlos de unirse a la causa.
2. La ética, la moral y las decisiones comprometidas.
Si has jugado algún juego de Bioware, sabes que son expertos en colocarte en dilemas especialmente difíciles. Ya el final del primer juego nos hacía elegir entre Kaidan y Ashley, que nos habían acompañado desde los primeros minutos. Y los dilemas continuaban: el destino de la reina Rachni, el final de Wrex, la suerte de nuestros compañeros en la base recolectora en Mass Effect que depende de nuestra estrategia. En Mass Effect 3 las disyuntivas se complicaban todavía más: ganarse el apoyo de los salarianos traicionando a los krogan y condenándolos a seguir sufriendo la genofagia o apoyar a los krogan y perder a los salarianos; o la difícil elección entre apoyar a los Geth y provocar el suicidio de Tali o apoyar a los quarianos y matar a Legion (hay una tercera opción de conciliar ambas partes, pero no todos consiguen acceder a ella). Y, por supuesto, la decisión final que no vamos a nombrar porque… porque es que no, no podemos.
3. La space opera
Casey Hudson, director del proyecto en Bioware, ya confesó en 2007 que Mass Effect bebe de productos como Star Wars, Alien, Blade Runner, Star Trek II: la ira de Khan o Starship Troopers y, con semejantes referencias, era evidente que el juego nos iba a gustar. Los viajes interestelares a través de los relés de masa, la exploración de planetas, la convivencia con diferentes especies y razas y una lucha por la supervivencia de la galaxia que entremezclaba temas de colonialismo, diversidad y debates sobre la intelifencia artificial con una protagonista carismática y la personalización de la historia. Sin este factor personajes como SID, Legión, los geth y, sobre todo los segadores (villanos principales del juego) no serían lo mismo ni suscitarían los mismos sentimientos.
4. Los tórridos romances y los controles endemoniados del Mako.
No, tranquilos, no íbamos a dejarnos algo tan importante como es el ligoteo. Aunque no es el único motivo por el que este juego atrae tanto, no se puede negar que es una baza importante: de este y de todos las historias de Bioware. Las opciones son variadas y atienden a casi cualquier necesidad: tanto si quieres ligar con un humano como si quieres hacerlo con una droide o un alienígena con aspecto de lagarto. Nada es imposible y todo está permitido.
Tampoco podíamos dejar esto sin hablar de nuestro querido Mako, el vehículo de exploración de planetas de horrible manejo que tantos memes nos ha dado a cambio. Con él, recorrer un planeta ya no era una mera misión: era toda una aventura.
5. Y, por supuesto, la épica
Mass Effect es un juego en el que cada escena y avance en la historia aumentaba la épica. En el primer juego empezábamos como el segundo al mando de la nave Normandy y acabábamos siendo reconocidos como Espectros, la máxima autoridad de la comunidad galáctica. El asunto se convertía ya no en una mera cuestión de eliminar criaturas sino que era una lucha por la supervivencia de la humanidad y de todas las demás razas contra un enemigo primigenio formado por imponentes máquinas de inteligencia artificial que podían eliminarnos cual hormigas con su láser. Tan sólo el inicio de Mass Effect 3, con la banda sonora de Clint Massell y Shepard abandonando la Tierra mientras los segadores destruían las naves y el planeta ya nos puso los pelos de punta; y los discursos de Shepard, las amistades forjadas con los compañeros y los acontecimientos decisivos que se iban sucediendo aumentaban la épica más y más… hasta llegar a lo que todos conocemos.
¿Os parecen motivos suficientes para desear con ganas que os llegue el Mass Effect: Andromeda? Porque nosotros estamos ansiosos…