Si tuviéramos que hacer una lista de los juegos más disparatados, un hueco estaría reservado para “Goat Simulator”.
En ocasiones no comprendemos que se le pasa por la cabeza a un desarrollador para llevar a cabo un juego como este. La idea es muy sencilla, controlar a una cabra en un mundo abierto.
Al más puro estilo Grand Theft Auto, la finalidad es destrozar lo que se te ponga por delante. No puedes evitar reírte. Ver cómo te atropella un camión. Salir volando contra una gasolinera, que esta explote, volver a salir volando para aterrizar en el patio de una casa mientras están haciendo una barbacoa. Un sin sentido de brutalidad que te hace partirte de risa.
El juego se resume en una cabra que tiene la capacidad de embestir, patear y chupar los diferentes objetos que se encontrara a su alrededor, contando con unas físicas no demasiado elaboradas que le dan un toque cómico al resultado final.
No tiene unos gráficos increíbles, y tampoco te transporta a un mundo irreal cuidadosamente pensando, pero es que este juego no nació como un juego en sí, sino como un modo de entrenar al equipo en Coffe Stain Stuidos.
Después del éxito obtenido y haber llegado a desarrollarse para PS3 y PS4, nos preguntamos qué pensarán de esto los grandes creadores de videojuegos como Shigeru Miyamoto o Hironobu Sakaguchi. Espectaculares genios creativos que pasan años moldeando la idea que han tenido.