Debo reconocer que jugar sentada frente a una pantalla con un joystick en la mano con miles de millones de botones no es lo mío. Me considero una jugadora pasada de moda y que necesita utilizar los mandos que sólo tienen tres o cuatro botones. Un poco más y me mareo…
Mi primera experiencia con un juego electrónico fue el Track & Field de “DOS”. El que se acuerde de ese juego que levante la mano, así no me siento tan sola… Me acuerdo de jugar con mi hermano horas y horas, me consideraba una gran deportista. También recuerdo la velocidad con la que se movía el joystick cuando le tocaba el turno a él. Para los que no lo recuerdan, el Track & Field era como estar en un campeonato de atletismo. Disputábamos los 100 metros lisos, lanzamiento de jabalina, 100 metros vallas, y, seguramente, alguna otra disciplina que ahora no me viene a la mente. Para su época era divertido, nos gustaba y pasábamos horas frente al enorme PC.
Antes de continuar con mi poca cultura jugona, debo decir que mis padres no eran afectos a comprarnos cosas electrónicas, preferían que tuviéramos una bicicleta y que saliéramos por la urbanización al regresar del colegio. Debo decir que alguna que otra cosa electrónica sí que nos compraban.
Después del Track & Field, pasamos a la Gameboy de Nintendo, en la cual sólo jugué al SuperMarioBros y al Tetris. Ese juego se había convertido en una obsesión para mis hermanos y para mí. Nos peleábamos por jugar una partida al Tetris y nos pasábamos horas tratando de romper el récord mundial de mi hermano de mayor cantidad de líneas logradas. Tampoco fui la ganadora pero la verdad es que podía dominar ese aparatito, que se presentaba con pocos botones, dándome la posibilidad de coordinar una mano con la otra.
Mientras yo tenía mi Gameboy bajo control, mis amigas me invitaban a jugar al SuperMarioBros. en la SuperNintendo. ¡Qué difícil se me hacía! Mi Mario (o Luigi) no saltaba, movía la cola de zorro y volaba al mismo tiempo. No podía manejar tantos botones, pero sí que me lo pasaba “pipa” intentando hacer todas esas proezas para rescatar a la princesa de tortugas, fuegos, lavas, etc.
Dejé de lado un tiempo los juegos hasta que encontré el Mah Jong. Un juego más de pensar que de botones, pero era en el ordenador…
Bejeweled y Angry Birds, ahora llenan mi espacio. Y sí, son los que puedo dominar. Igual sigo intentando aprender a coordinar mi parte derecha con mi izquierda para entender qué sienten mis “compis” cuando juegan a disparar a mansalva, intentando cumplir una misión que en la vida real le daría miedo hasta al soldado más entrenado.
Soy una jugadora retro o vintage, como prefieran, pero debo reconocer que me gustan los videojuegos, los disfruto y me gusta escuchar a la gente que habla con pasión de ellos. Me convertiré en una aprendiz de guerrera y quién os dice, por ahí en breve, os presento algún análisis del último Battlefield… No perdamos las esperanzas.
